Desde chico siempre sentí temor a las arañas, les huía o me
las sacaba de encima. Ya de grande, una se poso en mi pie,
frente a mi temor alguien muy sabio me dijo: "como hombre
tenes el poder de destruirla o la gran sabiduría de respetarla
y dejar que siga su camino"... solo me quede mirando como
la araña siguió con su paso y aprendí a no temer u odiar lo
diferente.
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